No quiero tus migajas

 

No quiero tus migajas

Hijo querido ya estoy anciano y cansado igual que tu madre,

te pido por favor no nos maltrates ni te olvides de nosotros.

Si acaso fuimos malos padres, en nuestra vejes no tomes venganza

y por favor si te ves obligado a ayudarnos

danos lo que necesitamos no lo que tú crees que nos es necesario.

Te pido respeto, un oído atento para escuchar nuestras repetitivas palabras.

No es necesario que nos dediques todo tu tiempo, pero los momentos

que buenamente nos regales sean de paz, de armonía.

Olvida tus quejas, reclamaciones y regaños, porque cuando nos hayamos ido

de nada nos van a servir tus lágrimas de pesadumbre.

Y si crees que estoy o estamos en deuda contigo

no esperes que solucionemos tus problemas, con nuestros escasos recursos.

El camino que emprendemos en la vida muchas veces es tortuoso,

desalentador y lleno de baches que debemos sortear casi siempre en soledad.

Al final encontramos soluciones si procedemos de manera honesta

con pensamientos libres, sin encadenarnos a ninguna otra persona.

La felicidad es un anhelo de fantasía que siempre se persigue

mejor que buscar felicidad; disfruta los buenos momentos  

sabiendo que un gozo con unidad familiar es parte de ser felices.

No quieras llevarnos por la fuerza al camino que tú eliges, y en la enfermedad

no nos abandones, tampoco te pido que olvides todo por mí.

Cada día que pasa las fuerzas de los ancianos se agotan

En ocasiones padecemos enfermedades feas de olvido,

de gran necedad, de escaparnos por el mundo sin ninguna clase de control.

Cuando mis neuronas se agoten y no puedas cuidar de mi

muy innegablemente deberás dejarme al cuidado de otros

espero que esos otros sean pacientes, amadores de su labor

Y cuando partamos definitivamente, bajemos al sepulcro

recuerda que siempre quisimos lo mejor para ti

y del buen tesoro de tu corazón sigas dando lo mejor de ti.